VIVIR SIN LÍMITES

Durante 7 años Nick se estuvo preguntando por qué Dios había permitido que naciera sin brazos ni piernas. Por fin encontró la respuesta en las palabras que Jesús dijo a un ciego de nacimiento. Jesús le dijo que nació así para que “las obras de Dios se manifiesten en él”. Nick sintió que aquellas palabras eran también para él y respondió “Dios, si tú tuviste un plan para aquel hombre ciego, también debes tener un plan para mí”. A partir de aquel momento Nick comenzó su relación de amistad con Jesús que ha sido la fuente de su fortaleza y el ancla de su corazón para seguir “viviendo sin límites”.

Nick enseña que para vivir sin límites necesitamos tener tres verdades claras en nuestra vida: la verdad de tu valor como persona, la verdad de tu propósito en la vida y la verdad de tu destino.

de cuánto dinero tienes en el banco, tu carrera o tu condición física, el valor se fundamenta en el amor que recibes. Cuanto más te sientes amado, más valioso te ves, y no hay mayor amor que el de Jesús, porque entregó su vida en tu lugar para pagar por tus pecados. Cuando aceptas ese amor de Jesús y buscas su abrazo, descubres tu verdadero valor como persona.

Cuando uno elige un gran propósito para vivir, siente una gran fortaleza para luchar, y qué mejor propósito que el amar al prójimo y construir un mundo libre de maldad. Jesús invitó a muchos a seguirle y construir juntos esa nueva humanidad. Hoy sigue haciéndolo y Nick es uno de sus embajadores.

Cuando uno sabe que su destino está en manos de un Dios bueno y que pase lo que pase, sea lo que sea que acontezca, nunca estará sólo ni desamparado, todo cambia para bien y los límites se ven con los ojos de la esperanza.

Vivir sin límites es más fácil cuando tienes a Jesús en tu corazón y tienes paz con Dios. Si quieres recibir a Jesús en tu corazón, haz esta oración.

“Querido Dios, te necesito. Gracias por que me amas tal y como soy. Nadie me ama más que tú.  Gracias por que Jesús pagó por todos mis pecados en la cruz. Gracias por tu perdón. Confieso que soy pecador, me duele serlo Señor y me arrepiento. Hoy tomo la decisión de creer en ti Jesús, creo que eres Dios, que resucitaste, que vives y estás aquí a mi lado. Ven a mi corazón y lléname de tu presencia. En el nombre de Jesús. Amen.”